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ACALLAN A LOS MEDIOS
"Ahora es más riesgoso ser periodista"
Advierten que buscan destruir una opinión pública que no es dócil a Chávez
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Ejercer el oficio de periodista en Venezuela nunca ha sido una tarea fácil. Pero en los últimos diez años a los clásicos obstáculos que enfrentan los reporteros, como la presión de los grupos de poder político y económico, se le han ido agregando nuevos ingredientes, no tradicionales, para censurar: la persecución abierta y el hostigamiento por parte de grupos afectos al Gobierno, el silencio de las fuentes oficiales, la prohibición de entrada a sedes de instituciones del Estado, entre otras acciones dirigidas desde el alto Gobierno que están limitando el ejercicio de la profesión y el derecho a informar de los comunicadores sociales.
En la historia democrática del país nunca había ocurrido algo parecido a los sucesos del pasado jueves, cuando doce periodistas de la Cadena Capriles fueron agredidos por protestar contra la artillería de leyes que en las últimas semanas ha aprobado y/o considerado la Asamblea Nacional, como la propuesta de una legislación contra delitos mediáticos que el oficialismo de momento echó para atrás.
La periodista Cecilia Caione, quien fue agredida con una pedrada en la cabeza por simpatizantes del presidente Chávez en las puertas de la Asamblea Nacional tres semanas atrás, asegura que antes era raro que un reportero fuese agredido u ofendido. "Al contrario los periodistas eran muy bien recibidos en las pautas".
Caione asegura que reportar hace diez años era menos riesgoso: "Antes no era necesario salir a la calle con chalecos, máscaras antigases y afines. Ahora cada vez que hay una movilización opositora esos artículos son indispensables. Sin decir que algunos periodistas de medios privados son insultados cuando tratan de cubrir algún evento oficialista y a la inversa", dijo Caione, quien recordó que no es que ese tipo de actos no ocurriera en el pasado, como sucedió con la periodista María Verónica Tersari, quien murió en los años 90 porque una bomba lacrimógena que le golpeó en la cabeza, sino que ahora son constantes.
El fotoperiodista francés, Thomas Coex, de la agencia AFP, considera que trabajar en Venezuela, donde tiene un año viviendo, es peor que hacerlo en los días duros de la Franja de Gaza en Palestina, donde pasó cuatro años laborando.
"Aquí los periodistas somos un objetivo. Es otra forma de guerra", señala Coex, quien dice sentirse "muy impresionado" por la violencia contra periodistas por parte de personas del mismo gremio. "Hay dos grupos de periodistas, es como el país bipolar, y no puedo entender que un grupo ataque a otro sólo porque protesten por algo. Atacar con bastones y con violencia no tiene sentido", dijo al referirse a las agresiones contra los colegas de Últimas Noticias.
Otro obstáculo que observa Coex tiene que ver con la inseguridad personal y lo difícil que es cargar con el equipo en la calle "corriendo el riesgo de que te lo roben porque es común". Pero lo que más le preocupa es la limitación excesiva para acceder a las fuentes gubernamentales y a las instalaciones administradas por el Gobierno: "Aquí no es fácil tomar fotos, hacer reportajes. Por ejemplo, desde hace un año quiero hacer fotos de una plataforma de Pdvsa y ha sido imposible el permiso con cualquier ente del Gobierno. Sólo el Presidente habla". La periodista Caione explica que cada vez es más difícil obtener información oficial. "Lo irónico es que funcionarios gubernamentales piden equilibrio, pero cómo se obtiene si no dan la información?", se pregunta la reportera.Sara Carolina Díaz
EL UNIVERSAL
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