
Ahora, si se analiza a la ex prometida del protagonista, con un mínimo de 2 años de relación, ¿cómo la muestran?: amargada, cruel, frívola y loca ¡La mujer que se encargará de interponerse! –o por lo menos eso intentan hacer creer al público– ¿Santos viejos no hacen milagros? Yo tengo mi propia novela, se asignarán nombres: el protagonista, Pedro; la ex prometida, Débora y la recién llegada María.
Si se imagina el escenario de cómo Pedro y Débora se conocieron, se “enamoraron” y decidieron comprometerse, ¿qué se puede ver?: una mujer con aires de ingenua que conoce a un hombre en el trabajo, vacaciones o cualquier circunstancia – ¿razonable, cierto? –. Pasa el tiempo y se van acumulando viajes, besos, “momentos inolvidables”; llega el día y Pedro le pide matrimonio y ella acepta ¿Qué viene después?: aumenta el número de llamadas, cualquier celebración deben asistir juntos, etc. Pedro lo hace y hasta se ¡siente bien!, obviamente Débora está en una nube y debe dar lo mejor de ella –con ataques de celos que jamás faltan–, pero allí están, juntos. Débora, siente tener una base para el resto de su vida; Pedro, no se ha dado cuenta hasta donde llegó. Un día, durante la tertulia diaria, aparece María, la muchacha orgullosa y “echá pa’ lante”; ella y Pedro se conocen porque él casi la atropella o simplemente surge cualquier circunstancia que haga que la muchacha saque su carácter a relucir y ¡listo! Un amor eterno y verdadero se forma y juntos vencen todo y a todos y ¡fin!. Claro, obviamente Débora muere o se vuelve loca. Hasta allí se es testigo del drama amoroso, pero ¿y después?
María y Pedro se conocieron, “enamoraron” y comprometieron. María incrementa su instinto de “cuaima”, insiste en que él asista a mas reuniones familiares, las llamadas aumentan, etc. Aquella mujer piensa que ya su vida tiene una base ¿Suena conocido? ¿Qué ocurrirá al cabo de dos años? Lo mas probable otro incidente peligroso con la primera pendeja que pase, por supuesto María estará muerta o loca y el querido Pedro seguirá trabajando y ganando dinero para su ¿futuro?
Débora y María no son tan diferentes como parecen, simplemente en el drama las presentan en dos tiempos diferentes; el de las vivencias de una relación amorosa en sus principios y la otra, en los momentos más difíciles: con drogas, sin drogas.
¿Vivimos para siempre empezando historias de amor? ¿No dejamos que la llama se extinga, sino que la apagamos? ¿O nos lanzamos al agua juntos?–Exclamó María a Pedro.
Amor no es amor cuando comienza; amor es amor cuando se mantiene.
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