Cualquiera pudiese intuir leyendo el título de esta publicación que voy a escribir sobre "Kintsugi", la técnica japonesa basada en el arte de arreglar las fisuras de la cerámica con oro y de la metáfora de que nuestras heridas—una vez logramos sanarlas— nos hacen más hermosos, genuinos y fuertes; pues no, aunque siempre me ha gustado la idea, no es eso a lo que quiero referirme. Mi reflexión tiene que ver con el principio chino del Feng-Shui: para darle cabida a lo nuevo, debes dejar ir lo viejo o lo sobrante. He tenido unas semanas retadoras y mis emociones han sido una montaña rusa, tengo miles de pensamientos debatiendo sin mi permiso y no logro conseguir la tranquilidad, ni el foco —¡oh ansiedad, mi vieja y monstruosa amiga!—. Paralelo a eso, quedé en el tercer lugar de un concurso en Instagram y gané una taza muy especial para mi mamá y al día siguiente, sin quererlo, partí una de sus viejas tazas. Yo creo en la señal...
Bienvenidos a mi humilde morada.